sábado, 3 de junio de 2017

DE MI TIERRA

EL ACCIDENTE


La velocidad tendió sus manos
con engranajes del destino,
con sangre se lubricaron,
una mañana de abril.
Una mujer , partió
sin retorno en eterno viaje,
con Santos Oleos de llovizna
el amanecer Santo Crisma,
la neblina inmensa mortaja,
y el cielo la gran caja.
Fierros retorcidos los cirios,
por el impacto encendidos,
vidrios rotos las coronas,
humo de muerte, incienso,
neumáticos requemados.
Remolinos de viento deudos,
en el panteón del mundo,
Hoy te lloran muy profundo,
las arenas del asfalto,
con letras llora tu partida.
Una cruz allá clavada
Hoy  estas prendida,
en la luz que miro.
en el viaje sin espera.
Eres la señal que me guía,
Madre mía
 Y  señal de mi carretera,

ANCIANO


Se te ha caído la cabeza,
por el peso de recuerdos.
clavadas, tus piernas
sujetando destino chacarero.
Tu espalda mogote de arcilla,
donde valor, doblaste
Goznes viejos tus manos,
en puertas de esperanza.
El yeso de tus barbas,
en el Carnaval de la vida.
Rapeada está tu frente,
e surqueada está tu cara.
Se te ha perdido el sendero,
entre malvas y enredaderas.
Hoy tu prefieres el atajo,
al hombro pesada sombra
Tus huellas lerdas, quedas,
cansadas de tus pies yertos.
Vago destello tu mirada,
entre surcos y huertos.
Son tus manos dos desiertos,
de caricias sedientos
Yemas de tus secas ramas,
están por siempre marchitas
Se mece lánguida tu voz, sola,
en los sauces secos de tus labios.
Se ha chamuscado tu madera,
en el fogón de los años idos.
Tus pasos  lejanos y dolidos
apenas se pierden en tu alma.
Toda  tu sangre como sabia,
en pacaes higueras y jazmines.
Se escurre  tu existencia a pocos,
entre los dedos de tus esteras.
Permanece  la ceniza de tu leña,
en el rescoldo de tu amor.
La muerte poda tu ramaje,
con filo instrumento.
Hoy se te corre el aliento,
por la acequia de tu vejez.

ESE ES MI PADRE

Ha cultivado en sus ojos,
mirada de nostalgia.
Ha sembrado en su cara,
una blanca barba.
Sus manos han  tallado,
hijos de esperanzas.
Su voz ha escrito,
ternura y ejemplo.
Sus pies han arado,
surcos de huellas,
por donde lleva acuestas
todo el peso de sus hijos.
Ha pintado con humo,
los recuerdos las fiestas
escasas de sus feriados
Meció con manos de viento,
las cunas tiernas del mundo
llenas de frescas miradas
Ha enterrado lo imposible
y ha colgado la esperanza
en cada retoño fecundo,
Ha escondido el llanto,
en un rincón de la vida
y a resucitado siempre
el trabajo con sonrisas.
Ese pellejo palpitante
de sufrida y vieja  camisa
es mi padre que me acaricia.

ANCIANA
Es  largo el ocaso,
en el día de tu vida
Tus ojos volando,
en la tarde de tu rostro.
Labios marchitos,
en el jardín de tus besos.
Frío calostro,
en el vaso de tu boca.
Marchitos carrizales,
tu cabellera moribunda.
Nidos abandonados,
en el árbol de tu pecho.
Tu voz, lejano trinar,
de pájaros perdidos.
El bosque en otoño
de tu cuerpo, se seca
en la loma del olvido.
En la penumbra de tu figura,
hay estrellas y luceros
que hilvanan tu mortaja.
Nocturnos habitantes
son tus ademanes
Las sombras de tus pasos,
llegan con el frío de soledad
Anciana noche bella
gestante de misterios.
Pasan tus horas
con serena brisa,
te vas suspirando
como el niño y juguete
que persigue una sonrisa.

CANTO A MOQUEGUA

Se me empoza la vida
esta tarde del tiempo
cuando quiero entero
cantar  con el viento
Con voz de polvareda
con coro de mogote quebrada
mina, esperanza, huerta,
callejón, calleja, y mojinete
Cantar con instrumentos líticos
de cerros  de Chen Chen
Huaracane, los Angeles
El Baúl y Yaguay
Cantar con eternos ritmos
de acequias escondidas
de fértiles surcos
Con cuerdas enredaderas
darán arpegios de flores
jazmines y rosas los bordones,
pentagramas los surcos
en la partitura del valle
escritas por los gorriones.
Las notas,  los maizales
pacaes, paltos floridos,
molles, chilcas y yaras
Cantar con lo  profundo
de  soleadas tardes
de  sedientos días
Cantar con picaflores
con carrizos  con esteras
con pipas y  vacías tinajas
Tomar las manos de  adobes
hacer ronda con cañas bravas
con neblina  garúa y sol
cantar  soplando tus comidas
vivando peleas de gallos,
saboreando pisco chicha baya
Mi voz así sonora
cantando otra vez gritando
junto con la aurora
con toda la música del mundo
a mi tierra de Moquegua

Moquegua

Tendidas en la ladera
tus enjutas calles y callejas
el  Chen Chen zigzaguean
buscando moradas terrosas
Los adobes de tus casas
amasados con historia
orgullosos se levantan
Tus esquinas quebradas
por el peso de recuerdos
se encogen misteriosas
tus veredas intestinos
digieren pasos de nobleza
en abdomen de cemento
Ojos de hierro forjado
tus vetustos ventanales
guiñan con sombra y luz
a los peregrinos
Del tiempo colgados
tus metálicos balcones
silenciosos testigos
de amores y serenatas
Tus casas han peinado
sus cabelleras de barro
con peine de caña brava
en formación apiñadas
ven la esquelética ribera
de tu  río nutriente
Conversan abuelos portones
con enmohecidos goznes
de añejos tiempos
Cabalga en tus mojinetes
el sol ardiente de tus días
en la carrera de la historia
Puertas de bodegas sonrientes
muestran sus dientes cobrizos
de preñados tinajones
Son mítica osamenta
huella de gloria y esplendor
tus conventos de sillar
Poema de hierro
con versos de agua
y rimas de formas
tu europea pileta
Tu plaza con ficus clavada
en le muro de la gloria
Ha salpicado la noche
sus estrellas y luceros
en tu límpido cielo
Moquegua como ninguna
eres poncho de casas
entre mogotes tendido
para abrigar a la luna

MOQUEGUA HAY EN TI

Hay en tus laderas
salpicadas unas casas
con escarcha de tierra.
Brotan en quebradas
con ramas de adobes
hojas de esteras  quincha
Crecen escondiéndose‚
en el Chen Chen  los Ángeles
Son cactus de barro eterno
que se amasó con valor
con  temple de tus hombres
con el sudor de tus mujeres
con el llanto de niños
Ha quedado en esos cactus
adherido en sus espinas
tu  historia y valor
Vive en ti sol ardiente
  ronda entre los cerros
calcina  arcilla de tus hijos
de alumbrar  va a morir
entre arrugas de la tierra
degollado por la tarde
derrama su sangre tinta
en el cielo y el horizonte
con esa hemorragia diaria
 se  muere en cada ocaso
Salpicadas, casas sedientas
son ahora fracturados huesos
entablillados con mojinetes
que parchan sus heridas 
con balcones y ventanales
Son luciérnagas‚ tus faroles
volando la tarde del pasado
centelleantes, son notas de luz
Tu plaza  delicada filigrana
de balcones  pileta  recuerdos
fijada en la solapa del ayer
con alfileres de añosos ficus
Moquegua naciste silvestre
tus raíces  arañan
las entrañas de la tierra
las ultimas gotas de agua
 las cuelgas en las ramas
amarrándolas con dulzor,
en tus frutos y retamas
Moquegua humilde madre
en ti se nutre de cobre,
tu gente, el sur del Perú

SUSPIRO POR MOQUEGUA

Moquegua  por ti suspiro
Por tus jazmines tu aroma
Por agua de tu boca toma
Por  tu sol, del cerro Capiro
Por la luz que hoy miro
Por la cuculí de tu plaza
Por el barro de mi casa
Por  los juegos la niñez
Quiero por última vez
Dejar en ti toda mi raza

Peinada MOQUEGUA
De mojinete peinada

tu vereda me ha llevado

junto a tu luna plateada
que en tus quebradas
se quedado enamorada

Junto al camino de tu valle
cantan las cuculies
En algunas de tus calles
deshoje de amor alhelíes
que me diste para mi

Toda  de sol pintada
la chicha  ha bautizado
tu campiña soleada
se ha quedado grabada
en mi alma trasnochada

Estaré por la Alameda
el Huayco San Bernabé
en Samegua y su arboleda
tu nombre yo cantaré
este donde yo esté

Al escurrirse mi vida
regresaré por tu suelo
a morir con tu bebida
regresaré en revuelo
de palomas en tu cielo
Moquegua

Atardecer
El poncho rojo de la tarde
arroja atardeceres ocasos
luego guiños de estrellas
rayos débiles moribundos
Se prenden los luceros
en el escenario del campo
así comienzan los solfeos
de las criaturas terrestres.
Un chihuanco llama  la lluvia,
con voz anochecida
recita versos la lechuza,
a los sapos del puquio.
Sopla las antaras el viento
con música chacarera
un perro insistente acusa
a la tarde que se lo lleva.
Una rata muere en llanto
por el hambre de agosto
arrulla  la oscuridad el búho
al charco de la ladera
Murmulla un perdón el gato
a su suerte cazadora
El agua gorgoteando reza
entre la grama  hierba buena
Despacito pasa la voz el pato
a las gallinas remendadas
El gallo se despide airoso
de las palomas en arrullo
Con campanillas relincha
alegre el caballo y ríe
al negro humo de la noche
Al pavo  lo come la sombra
sacrificándolo en la quincha
El sol se estira quedo
bostezando sus últimos rayos
en el horizonte plañidero
El arroyo que se lleva
al mugido lastimero
de terneros huérfanos de luz
Se chorrea entre el monte
lentamente toda la noche
Avisa rápido el Quis Quis
que ya llega el silencio
Un poco de muerte feliz
en la campiña de Moquegua

Moquegua pincel
El tiempo es el pincel
el horizonte es el lienzo
con tu nombre al comienzo
para pintar tu vergel
las acuarelas son la miel
que hay en tus frutales
el marco tus sauzales
tu campiña el modelo
la paleta todo tu suelo
con acequias y puquiales

el Chen Chen  te abraza
los Angeles tu centinela
todo el Siglo te modela
con quebrada se enlosa
el valor u temple de tu raza
Creces Moquegua bagual
en  ardiente pedregal
entre cerros peñas y cascotes
greda polvo y mogotes
fragante margarita sin igual

Los balcones como viseras
de melenudos mojinetes
son del pasado los aretes
en polcas serenatas primeras
valses y marineras.
Ventanales  las prisiones
de recuerdos y perdones
en zaguanes majestuosos
Llenas tus sollozos
en antiguos tinajones

Tus calles de espacio escaso
se arrodillan en la ladera
donde quincha barro esteras
y mojinetes todos del brazo
están brindando un pedazo
de sombra fresca morada.
Hace venia la bajada
al valle y a la ribera
en ti por vez primera
quedó mi alma enamorada



Tumba en la lomada
Firmeza me dan tus volcanes
Ticsani Ubinas
silenciosos guardianes
de tu ricas minas
Me entregaste por rosario
tus luceros y estrellas
hoy llevo por escapulario
a tus mujeres bellas
Me entregaste tus quereres
tus moras tus jazmines
me diste querubines
en tus arroyos cristalinos
Me entregaste  carnavales
tus mojinetes tus huertas
tus dulces y bebidas
tus manjares y comidas
Te pido a ti Moquegua
me des por última morada
una tumba en la lomada

Hora del cemento
Agonizantes mojinetes
en la hora del cemento
Uno a uno va muriendo
enfermos por el futuro
solos se van perdiendo
en la tumba del pasado
 los va llevando la historia
en barro cañas y lumas
se van yendo a la gloria
a dar morada a almas
a dar calor y aposento
a finados moqueguanos
Un vacío va quedando
que no lo llena el ladrillo
la loseta hierro hormigón
ni tampoco el cemento
Agonizantes mojinetes
son pasajeros del mundo
que se quieren despedir
de las calles de mi tierra


Poncho de luces
El calcio de mis huesos
a tus surcos regresarán
y con tu agua subirá
a tus damascos y cerezos
y ya maduros llegarán
a bocas y paladar
de la gente forastera
Así recuerdo mis huesos
anidarán en tus torcazas
en los sauces  caña brava
empollarán luego partirán
llevando esperanza plena
y beberán en tus arroyos
Blanco mineral cantará
por las tardes de verano
La voz se hará sube brisa
será eco en tus bodegas
en tus retretas domingueras
en tus cuestas y laderas
Y cuando la luna reclute
todas las estrellas y luceros
y se haga pocho de luces
esculpiré en ellos
a ti Moquegua

Las esteras
El viento silba en cañas
canta en las calles
con partitura de chozas 
con cuerdas de puntales
con arpegios de flores
con bordones de esquinas
con pentagramas de cuadras
Con esta canción eterna
harán ronda las sombras
en las tardes soleadas
acompañarán las esteras
las quinchas las ramadas
y mareadas de esperanza
tomadas danzaran hasta caer 
 en Estuqiña Samegua
San Antonio San Francisco
a los pies de mi Moquegua

yerbas de mi tierra
Las yerbas son el remedio
en emplastos o mate
Muy abrigado o calate
en un rincón o en el medio
al vientre o muslo pedio
Para alejar la huesuda
pásele caliente la ruda
Para alejar el llanto
métale al culantro
y chiriro si se suda

Tiquil tiquil para el riñón
Para curar la nariz
póngale duro al anís
Azahares para el corazón
Cura la tos el cedrón
Para el intestino yerba buena
malva para la vena
Si tu alma quiere paz
póngale el callacaz
de la huerta de la Elena

Para los suspiros jazmín
Si no quieres ser petiso
es el mate de carrizo
Si te duele el pipilín
el molle es muy afín
Para los cálculos el llantén
lo tomas y santo amen
Para orinar el apellido
Lloque bien molido
Combinado con zen zen

Para las brujas retama
Para el susto el romero
Si no te duermes primero
floripondio bajo la cama
Si la mujer no te ama
un paseito por Sama
Si estas de mala gana
seguro te dieron chamico
Si al sentarte duele rico
higuerilla para la almorrana

Para las pulgas artemiza
bajo la almohada o la cama
Para las rodillas la grama
con orégano y ceniza
Si no resulta una misa
o una bendición  pura
Una yerba para cada mal
terminas como un tamal
Así en mi pago se cura

Sol en Moquegua  
El sol bajó del cielo
un día con  mucho ardor
entregó con mucho amor
su calor muy caramelo
Y jaraneo en este suelo
Dejó sus rayos y brillo
en el barrio del Portillo
al Siglo también pintó
Y a Samegua entregó
su verde y su amarillo

Por  San Francisco
a la mitad de la mañana
pidió una dama Juana
de cristalino rico  pisco
 y a San Antonio dejó visco
Para iniciar la parranda
a Belén entregó una banda
con sus antiguos balcones
Al Huayco unos medallones
como los que Dios manda

Ya estando en el Gallito
a medio día lento calentó
Del Pisanay un vino apuró
para irse  muy despacito
por el Ovalo compadrito
Visita el alto de la Villa
a media tarde y aun brilla
por el barrio Mariano Melgar
a Chen Chen no quiso dejar
sin su luz de campanilla

A las cinco hora impar
el sol pinta al paisaje
de cobrizo y rojo traje
a la Alameda y le va a dar
a San Bernabé un collar
Para despedirse  bajando
el horizonte  lo fue guardando
en los cerros del poniente
Dicen que por ahí  derrepente
en Moquegua esta sangrando

Todo Santos
A toda la gente sincera
de esos pagos de Otora
Paralaque Sajena Quele
es esta décima postrera

En la quebraba de Sajena
comiendo cuyes fritos
los pesares son chiquitos
con al zampoña serena
Se va al galope la pena
por el callejón de la ladera
y llega echa polvareda
el huayno y fuerte piso
la alegría da un pellizco
a toda la gente sincera

A la piedra es el asado
con choclos y ricas papas
con el rocoto se te escapa
-está bravo el colorado
Con este festín esperado
se hace chica la hora
al jolgorio allá se dora
con la braza de queño
el olvido es muy pequeño
para esos pagos de Otora

Con las ofrendas a punto
en el día de Todos Santos
Toda la noche como espantos
de casa en casa juntos
y oración para difuntos
al maligno se repele
La fe allá se muele
en el batán de la vida
al mí quedo escurrida
en Paralaque Sajena y Quele

El amanecer abriga con frío
y te silba el cure el molle
no hay vivir que se atolle
en esos pequeños ríos
Se me fueron todos los bríos
tras una andina quimera
a Todos Santos se espera
con mucha comida y oración
para toda aquella devoción
es esta décima postrera




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